miércoles, 11 de junio de 2008

Historia

La historia de Mesopotamia es el período abarcado en la cuenca fluvial de los ríos Tigris y Éufrates desde la prehistoria hasta la caída del último imperio mesopotámico –el imperio caldeo o neobabilónico.
Lo que muere con la caída de Babilonia no es la civilización mesopotámica, si no la Mesopotamia independiente Pero la civilización mesopotámica, aunque no desaparezca rápidamente, no hara más que sobrevivir.

Durante esta etapa, Mesopotamia mantuvo ciertos carácteres comunes que permiten definirla como una unidad histórica. Algunas de las civilizaciones más destacadas de esta etapa fueron SuInicios del Neolítico

Localización aproximada de las culturas Hassuna-Samarra y Halaf durante el denominado período 6.
Los antecedentes del
Neolítico se situaron en el área de la cordillera del Tauro y la costa mediterránea cananea, mediante la transformación de los cazadores-recolectores en agricultores y ganaderos, entre los milenios XII y X.[4] Este cambio se fue haciendo más evidente en el natufiense (10000 - 8300 a. C.) en las áreas de Siria y Palestina. Entre 9300 y 4400 las formas protoneolíticas ya predominaban en estas áreas, además de empezar a notarse en Anatolia y los montes Zagros, regiones todas periféricas al área de Mesopotamia.
En el interior de
Mesopotamia, la agricultura y la ganadería se impusieron entre 6000 y 5000 a. C., suponiendo la entrada de lleno al Neolítico. Durante este período, las nuevas técnicas de producción que se habían desarrollado en el área inicial del Neolítico se expandieron por las regiones más tardías, entre ellas la Mesopotamia interior.Ello trajo el desarrollo de ciudades, entre las que se encontraban Buqras, Umm Dabaghiyah y Yarim tepe, y, más tardíamente, es-Sawwan y Choga Mami. Las culturas más características de este período son las cultura Hassuna-Samarra entre 5600 y 5000 a. C., y Halaf, entre 5600 y 4000 a. C. (Halaf tardío).

El período de El Obeid [
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Extensión de la cultura de El Obeid
Los primeros enclaves de esta civilización datan del
5000 a. C., pero el esplendor lo alcanzó hacia el 4500 a. C. En torno a 4000 a. C. se extiende por gran parte del Oriente Medio, prolongándose hasta el 3700 a. C. aproximadamente. El comienzo de esta etapa coincide aproximadamente con la entrada en la región de nómadas provenientes de los montes Zagros.Durante este período las ciudades crecieron en población, y sus estructuras sociales sufrieron grandes cambios. La primera de las ciudades donde se hallaron estos rasgos fue el Obeid o el Ubaid,a la que este período debe su nombre.
Es en esta etapa en la que se encuentran los primeros restos de edificios religiosos integrados en las ciudades.
Inicialmente tenían la forma de terrazas, edificios de planta rectangular y techo plano. Estas construcciones son el origen de los zigurats, formados por la superposición de varias terrazas de anchura descendente.
El período Obeid también esta marcado por el desarrollo y extensión de
técnicas de regadío más avanzadas, mediante la construcción de canales de riego.

El período de Uruk
ello cilíndrico e impresión: grupo de ganado en un campo de trigo. Caliza, Mesopotamia, período de Uruk. El sello cilíndrico estaba formado por una piedra u otro objeto de material duro de forma cilíndrica en el cual se tallaban motivos decorativos. Este sello podía hacerse rodar sobre ladrillos de arcilla aún blandos, grabando así sus motivos en ellos. Museo del Louvre, Departmento de Antigüedades Orientales.
En el transcurso del
IV milenio a. C. se produjeron algunos de los cambios que marcarían el paso de la aldea a la ciudad. Los hallazgos arqueológicos más importantes de esta etapa se centran en Uruk, un poblamiento situado a pocos kilómetros de El Obeid, subiendo el curso del Éufrates, que dará nombre al período.
El período de Uruk se corresponde con los niveles arqueológicos XIV - IV de este emplazamiento. Algunos de los avances más importantes se produjeron en los últimos períodos. Así, en los niveles V y IV aparece el
sello cilíndrico sustituyendo al plano.
En el nivel IV se encuentran los primeros ejemplos de escritura, a base de dibujos. En el nivel III, ya fuera del período Uruk, hay restos de escrituras en sumerio, por lo que es posible que ya en el nivel IV ésta fuese la lengua empleada.
También en este nivel se popularizó el uso del metal, especialmente cobre. Al final del período se empezó a utilizar el bronce, producido a base de cobre y arsénico o estaño.
Otros avances que sucedieron en el período Uruk fueron la aparición del
torno de alfarero, en sustitución de los anteriores métodos, lo que podría indicar una mayor necesidad de piezas cerámicas y que constituye un primer ejemplo de producción en cadena. Finalmente, es en este período cuando apareció la rueda, que revolucionó el transporte de objetos.
Todos estos cambios tuvieron especial difusión en la zona sur de Mesopotamia, pero se extendieron por toda la región. Así, se encuentran muestras en el norte de Siria, en Turquía o en
Susa, en el actual Irán. Todos estos avances, y su difusión, fueron el sustrato que permitió el desarrollo de la civilización sumeria.
Sumerios y acadios

Período dinástico arcaico

Detalle de un fragmento de la Estela de los buitres, en el Museo del Louvre. Este fragmento representa la imagen de la primera formación en falanje de la que se tiene constancia. Se puede observar como el suelo sobre el que caminan está sembrado de cadáveres. En la figura completa se ven perros y buitres devorando los cuerpos, lo que ha dado nombre a la estela.
Hacia el año
2900 a. C. se produjo el fin del período Jemdet Nasr –continuación éste del Uruk–. El cambio de etapa no se debió a una ruptura de las características del período anterior si no por el contrario a una difusión de éstas por el resto del llamado Creciente Fértil. Así se empezaron a desarrollar ciudades en áreas septentrionales de los ríos Tigris y Éufrates o la llanura del Khabur, quedando así toda Mesopotamia y partes de Siria inmersas en este proceso común.
Esta proliferación urbana vino acompañada de un mayor desarrollo de la escritura que, en esta etapa, saltó desde su papel administrativo y técnico hasta las primeras inscripciones dedicatorias en las estatuas consagradas de los templos. Posteriormente se ampliaron aún más sus usos, empezando a inscribirse sucesos históricos, manuales económicos y religiosos y textos épicos y mitológicos. Debido a esto se considera que el período dinástico arcaico representa la verdadera entrada de la región en la historia.
En el ámbito urbano, comienzan a aparecer palacios acompañando a los hasta entonces solitarios templos y se emprende la construcción de murallas, un hecho muy costoso para las ciudades de entonces que sólo puede justificarse por la existencia de continuas guerras entre éstas.
[15]
Pese a la existencia de las
listas reales sumerias la historia de este período es relativamente desconocida, ya que gran parte de los reinados expuestos en ellas tienen fechas imposibles. En realidad, estas listas se confeccionaron a partir del siglo XVII a. C., y su creación se debió probablemente al deseo de los monarcas de remontar su linaje hasta tiempos épicos. Algunos de los reyes son probablemente reales pero de muchos otros no hay constancia histórica y otros de los que se sabe su existencia no figuran en ellas.

Situación de las principales ciudades sumerias y alcance de esta cultura durante el período dinástico arcaico.
Sin embargo sí se conocen ciertos pasajes de la historia de este período que permiten hacerse una idea de como transcurría la vida en él. Es el caso de los relatos inscritos en la llamada
Estela de los buitres, que narra la historia de una disputa territorial entre los monarcas de Umma y Lagash. El conflicto habría sido inicialmente resuelto mediante el arbitraje del rey de Kish, Meslim pero, años después, un nuevo rey de Umma habría reanudado la guerra. Entonces, según se cuenta en la estela, el hijo del rey de Lagash, Eannatum, venció al rey de Umma, lo que habría puesto a Lagash en una posición hegemónica en Sumeria. Esta situación no duraría mucho, pues, tras un período en el que ambas ciudades habrían declinado, un nuevo monarca de Umma, Lugalzagesi conseguiría tomar Lagash y unificar toda Sumeria, iniciando incluso una expedición hacia el Mediterráneo.

El Imperio Acadio [

Mapa de la extensión del Imperio Acadio con las conquistas de Sargón y las principales revueltas posteriores. Los ciento cincuenta años de dominio acadio dejarán un profundo recuerdo en la metalidad mesopotámica, que, en los siglos posteriores, será la cuna de grandes imperios sucesivos, para cuyos monarcas, Sargón y su nieto, Naram-Sim, se convertirán en los modelos arquetípicos de emperador. Sobre el primero se proyectarán las virtudes a seguir, convirtiéndole en mito; sobre el segundo, el antimodelo del imperio agotado en sofocar rebeliones.[16]
La hegemonía de Umma no duraría mucho. Hacia el
2350 a. C., aún durante el reinado de Lugalzagesi, un usurpador tomó el poder en la norteña Kish. Se haría llamar Sargón, nombre que en acadio significa rey legítimo.
Culturalmente, Sargón de Acad era
semita ya que su lengua era el también semita acadio. Los semitas se habían ido asentado a lo largo de Mesopotamia desde hacia siglos (en torno al 3000 a. C.) procedentes posiblemente de Arabia, pese a lo cual, en tiempos de Sargón, estaban asentados principalmente en las áreas del norte, como era el caso de Kish. No hay muestras de que estas migraciones se produjesen de forma traumática, si no que parece tratarse más bien de un proceso gradual.[14] [16]
Sargón fundó una nueva capital en la que asentarse a la que llamó
Agadé –cuya ubicación es aún hoy desconocida– y se lanzó a la conquista de las ciudades sumerias y Elam, venciendo a Lugalzagesi y arrebatandole así la hegemonía. Tras esto, hacia 2370 a. C., consiguió expandir su dominio al resto de Mesopotamia: el valle del Éufrates incluida Mari, el alto Khabur y el valle el Diyala, llegando probablemente hasta Anatolia. Sargón se convirtió así en el primer monarca histórico que conseguía unificar toda la cuenca de Mesopotamia bajo un mismo mandato. Pese a que es probable que esta unidad fuese más teórica que real, la figura de Sargón fue un referente constante para los monarcas que, posteriormente, tratarían de repetir su hazaña. De hecho, en épocas posteriores se le conoció como Sargón el Grande.[16]

La estela de Naram-Sim conmemora la victoria del monarca acadio contra el pueblo de los lullubi de los montes Zagros. La imagen representa a un rey casi mitológico, del doble del tamaño de sus soldados. En este grabado se observa una estilización de las figuras humanas con respecto a las representadas en la estela de los buitres.[17] [16]
Sin embargo su reinado y el de sus sucesores no estuvieron exentos de problemas ya que poco antes de su muerte sufriría una revolución general en las ciudades conquistadas. Este clima continuó tras su muerte, con el reinado de su hijo
Rimush, quien se enfrentó con dureza a los rebeldes y finalmente fue asesinado y sucedido por su hermano –también hijo de Sargón– Manishutusu. El nuevo monarca no tuvo un reinado más tranquilo que el de su sucesor, ya que igualmente tuvo que lidiar contra rebeldes e igualmente murió asesinado. Pese a estas dificultades, durante el reinado de su hijo y sucesor, Naram-Sim, el imperio alcanzó su máxima extensión territorial: en los límites occidentales incorporó las regiones de Alepo, en la actual Siria, y el entorno de Trípoli, en la costa mediterránea cananea del actual Líbano; en los orientales conquistó Susa y en el norte se expandió por Anatolia.[17]
Sin embargo hubo un pueblo al que Naram Sim no consiguió conquistar pese a que guerreó contra ellos y les infligió algunas derrotas. Eran los
guti, que habitaban los montes Zagros y que atacaban y saqueaban continuamente las tierras del valle.[17]
Tras la muerte de Naram Sim, su sucesor e hijo,
Sharkalisharri vio incrementada la presión sobre el imperio: Elam se rebeló, conquistando varias ciudades del sur de Mesopotamia. Posteriormente sufriría invasiones por parte de los Amorreos, a quienes lograría vencer, y de los guti a los que inicialmente también reduciría. Sin embargo el imperio estaba muy desgastado y hacia 2230 a. C. sucumbió ante una nueva invasión de los guti que pondría fin a la dinastía. Los nómadas alcalzaron la capital, Agadé, y la arrasaron.[18]

Figura de Gudea, patesi o gobernador de Lagash, en el Museo del Louvre. La figura está realizada en diorita, un duro material que las ciudades importaban del valle del Indo, situado a unos 2.000 km al oriente de Mesopotamia.
La dinastía de Sargón de Acad fue la primera a lo largo de la historia que consiguió el dominio sobre pueblos diversos culturalmente, con lo que se puede decir que constituyó el primer imperio de la historia. Durante este período se difundió la
lengua acadia, que adoptaría la escritura cuneiforme sumeria y, progresivamente, irá sustituyendo a ésta lengua.[17]
Tras su caída, la regíon entera cayó bajo el dominio de los nómadas guti, quienes se impusieron sobre las ciudades-estado de la región, especialmente en el entorno de la destruida Agadé. Las crónicas sumerias los describen constantemente de forma negativa, como "horda de bárbaros" o "dragones de montaña", pero es posible que la realidad no fuese tan negativa; en algunos centros se produjo un verdadero florecimiento de las artes. Es el caso de la ciudad de
Lagash, especialmente durante el gobierno del patesi Gudea. Además de la calidad artística, en las obras de Lagash se utilizaron materiales provenientes de regiones lejanas: madera de cedro del Líbano o diorita, oro y cornalina del valle del Indo; lo que parece indicar que el comerció no se debió ver especialmente lastrado. Las ciudades meridionales, más alejadas del centro de poder guti, compraban su libertad a cambio de importantes tributos; Uruk y Ur prosperaron durante sus IV y II dinastías.
Sumeria al final del Imperio Acadio [editar]

Figura de Gudea, patesi o gobernador de Lagash, en el Museo del Louvre. La figura está realizada en diorita, un duro material que las ciudades importaban del valle del Indo, situado a unos 2.000 km al oriente de Mesopotamia.
Tras la caída del
Imperio Acadio las ciudades sumerias recuperaron la independencia. Pese a la irrupción de los nómadas gutis, que provocaron continuos saqueos, arrasaron ciudades y campos y dificultaron el comercio, el fin del imperio no trajo la decadencia, al menos en la zona sur de Mesopotamia.[1] Las distintas ciudades se organizaron en pequeños reinos. La propia Agadé, anterior capital imperial, mantuvo un pequeño Estado en los territorios próximos a ella, el cual sobrevivió durante 30 años, hasta que fue conquistado por los nómadas. Posteriormente, se supone una hegemonía de Uruk porque así se nombra en la lista Real Sumeria, pero aparte de los nombres de la lista no hay ningún dato más para afirmarlo o negarlo.
De este período, la historia que mejor se conoce es la de
Lagash: primero se conocen los nombres de los ensi, vasallos de los sargónidas de Acad: Kikuid contemporáneo de Rimush, Engilsa contemporáneo de Manishtushu, Ura contemporáneo de Naram-Sin y Lugalshumgal contemporáneo de Naram-Sin y Sharkalisharri. Después, se sabe de una serie de gobernadores que podrían haber estado subordinados a Uruk: Puzurmama, Urutu, Urmama, Lubau, Lugula y Kaku. Tras ellos la ciudad consigue la hegemonía en la región, en la que se denomina Segunda Dinastía de Lagash: Urbaba, Gudea, Urningirsu, Pirigme, Urgar y Mammakhani; que representan una sucesión familiar continuada (de padre a hijo o de suegro a yerno).[2]
Urbaba (2164 a. C. a 2144 a. C.) fue el primero de los monarcas que ejerció la hegemonía; su hija Enanepeda fue nombrada sacerdotisa de la diosa Nannar en Ur, lo que puede indicar que dominaba en esta ciudad. Durante el reinado de Gudea, consta el dominio de Lagash sobre Nippur, Adab, Uruk y Badtibira.
Pese a que durante su reinado, Lagash realizó una expedición de conquista sobre
Elam, se considera que Gudea fue un rey relativamente pacífico, más interesado en el comercio que en la conquista. Así, en una inscripción se celebra que consiguió reabrir el comercio «del mar superior al mar inferior» (del Mediterráneo al golfo Pérsico) y se sabe que mantuvo contactos comerciales con las áreas madereras de las actuales Siria y Líbano; con Magan, en el actual Omán, y con el valle del Indo, de donde se obtuvo diorita, cobre y oro.[1] Todos estos materiales se emplearon en la elaborada escultura característica de este período, de la que destacan las numerosas figuras del monarca. Estas esculturas estaban diseñadas especialmente para decorar los templos, que vivieron importantes reconstrucciones durante el reinado de Gudea. De estas construcciones destacan los templos de Ningirsu (cuyas ruinas se perdieron en las primeras excavaciones) y de Nanshe, el cual, según una inscripción, Gudea emprendió tras una aparición divina en sueños.[1] La prosperidad continuó con los reyes Urningirsu y Pirigme.
Durante el período posterior fue
Uruk, con el reinado de Utu-hegal quien obtuvo una posición predominante. El nuevo monarca venció al jefe de los nómadas gutis, Tiriqan, que fue tomado prisionero, tras lo cual se nombró «rey de las cuatro regiones». Utu-hegal fue sucedido por Ur-nammu, el cual no se sabe si pertenecía a su dinastía o fue un usurpador. Se ha especulado que podría tratarse de su hermano.[3] El nuevo rey se esforzó por hacer realidad el título que había heredado; atacó las ciudades vecinas y conquistó Nippur, Uruk, Larsa, Ur, Eridu y Lagash, cuyo rey Nammahni fue muerto.[4] Tras esto, decidió trasladar la capital de su Estado desde Uruk a Ur, fundando una nueva dinastía; la III dinasía de Ur. El motivo de este traslado no está claro, aunque es posible que Ur-Nammu hubiese sido gobernador de esta ciudad antes de recibir el trono de Uruk.[3]

Tercera dinastía de Ur [editar]

Extensión del imperio de la Tercera Dinastía de Ur.
Ur-nammu se dio a sí mismo el título de «rey de Sumer y de Acad», si bien no se conocen con precisión los límites de sus dominios. Se han encontrado inscripciones suyas en numerosas ciudades sumerias —Nippur, Lagash, Uruk, Larsa, Eridu y Ur— e incluso en curso alto del río Diyala,[5] pero ninguna en Acad, por lo que es posible que el título fuese más honorífico que real. Durante su reinado se realizaron reformas: se redactó el llamado código de Ur-nammu, se unificó la jurisprudencia, se fijó la equivalencia entre las diferentes monedas existentes, se abrieron canales y se reconstruyeron los templos.[4]
Su hijo y sucesor Shulgi, consolidó el reino durante sus 48 años de gobierno. Los primeros 23 años de su reinado se centró en tareas administrativas: introdujo como medida de volumen el gur (200 litros), reconstruyó numerosos templos, reformó el ejército creando un cuerpo de arqueros y restauró la ciudad de Der, en los límites orientales del imperio. Fue en esta frontera donde Shulgi tendría que afrontar los primeros conflictos. Durante cuatro años se enfrentó a los pueblos seminómadas que habitaban los montes Zagros al sur del Zab inferior. Buscando el apoyo de Elam en el conflicto, Shulgi casó a su hija con el gobernador de Anshan. La diplomacia fracasó, y cuatro años después el imperio de Ur se enfrentó a Elam; venciendo tras dos años de guerra. Un nuevo período de nueve años de paz siguió al conflicto, pasado el cual todos los pueblos seminómadas de los Zagros formaron una coalición que atacó de nuevo al imperio.[4]
Fue el sucesor de Shulgi, Amar-Sin quien consiguió sofocar este nuevo conflicto. Entre sus actuaciones destacó la conquista y destrucción de Arbela —Urbilum en sumerio—, a orillas del Zab inferior. El resto de su reinado transcurrió de forma relativamente pacífica, si bien se incrementó la llegada de nómadas procedentes del desierto de Arabia, que se fueron asentando en la zona central de Mesopotamia, o Acad.[6] Así, su sucesor Shusin (2036 aC-2028 aC) construyó un sistema de fortificaciones de 270 km, llamado muralla de los Martu, que debía detener las incursiones de los Martu o amorreos y de los tidnum (o Ttidanum), otra tribu semita nómada.
Ibbisin fue el último soberano de la dinastía. En la frontera occidental, los amorreos traspasaron las barreras cortando los caminos al comercio y arrasando las cosechas. Este destrozo provocó hambrunas en las ciudades centrales del imperio, produciéndose rebeliones y la rendición de muchas de ellas. En esta situación, Shusin dejó el mando de las regiones fronterizas a un funcionario llamado Ishbi-Erra, hasta entonces gobernador de Mari.[6] Tras una derrota del rey contra los elamitas, el mismo Ishbi-Erra se levantó contra el imperio, fundando una dinastía propia en Isin. En 2003 a. C. la propia Ur caía ante los nómadas de los Zagros, que arrasaron la ciudad, saqueando los templos y destruyendo las viviendas.[4] [6]

Las dinastías amorritas [editar]
El imperio de Ur no fue sucedido por otro Estado que abarcase toda Mesopotamia, pese a lo cual, no parece que éste fuese un período de caos ni destrucción social.
[7] Fue Ishbi-Erra, con su reino centrado en Isin, quien consiguió el dominio de gran parte de las ciudades sumerias, en una hegemonía parcial que duraría medio siglo. En los primeros años de su reinado consiguió desarmar a las bandas de bandidos nómadas que impedían el comercio con las regiones de más al norte, tras lo cual se siguió un período de paz que se mantuvo durante el reinado de sus sucesores.[4]
Sin embargo, algunas ciudades sumerias no estaban controladas por la dinastía de Isín. A partir del reinado de Lipit-Ishtar, una de ellas empezó a destacar: era Larsa. El florecimiento de Larsa se hizo evidente hacia el 1930 a. C., cuando el rey Gungunum conquistó Elam y el valle del Diyala. Unos cinco años después, tras conquistar la ciudad de Ur, Gungunum se autonombró «rey de Sumeria y de Acad». Su sucesor Abisare prosiguió la expansión del reino, conquistando las ciudades acadias de Kish y Akusum así como Nippur. Ya en el siglo XIX a. C., el rey Bur-Sin de Isín trató de frenar el avance de Larsa conquistando Ur y Nippur, pero su iniciativa debió fracasar ya que hacia mediados de siglo, Isín había perdido todo territorio más allá de la propia ciudad.[4]
Durante esta primera dinastía de Larsa, una ciudad hasta entonces poco importante, Babilonia, fundó un principado en el territorio de Acad, más al norte, que incluía las ciudades de Sippar, Dilbat y Kazallu. En el sur, el control de Larsa tampoco era total y a finales del siglo XIX a. C., durante el reinado de Rim-Sin, una coalición de ciudades se levantó contra su poder. Entre las ciudades rebeldes se encontraban Uruk, Isín y también Babilonia. Las dos primeras cayeron en 1803 a. C. y 1793 a. C. respectivamente. Un nuevo rey, Hammurabi, llegó al trono de Babilonia mientras Rim-Sin se preparaba para la conquista. El nuevo monarca no sólo impidió los planes de Rim-Sin, si no le que venció totalmente, tras lo cual emprendería la conquista de la práctica todalidad de Mesopotamia, formando el llamado Imperio Paleobabilónico.[8]

Administración [editar]

Peso de referencia de media mina, una unidad de medida que equivalía a 248 gramos. Está firmado por el rey Shulgi y lleva el emblema del dios luna Nannar.
Durante el imperio de Ur se desarrolló una importante burocracia, tal y como se musetra en los cientos de miles de tablillas que se han encontrado que reflejan todo tipo de actividades: contratos, contabiliad, salarios, horarios de trabajo, reservas de provisiones, registro de los impuestos, etc.
[6] Este trabajo administrativo era llevado a cabo por funcionarios cuya labor era supervisada por otros funcionarios de mayor rango como el aga-ush (policía), nu-banda (inspector) o mashkim (comisario).[4] Para unificar los registros de las distintas regiones, se creó un sistema de medidas estándar y se ideó un nuevo calendario que definía cada año con algún suceso importante sucedido en él.[6]
El territorio estaba dividido en diferentes regiones a cuyo cargo había un gobernador militar o shagin y un gobernador civil o ensi. Las atribuciones de cada uno variaban según las distintas circunscripciones pero en general, el ensi se dedicaba a tareas como la justicia, las ofrendas de los templos y el pago de los salarios. En algunas regiones fronterizas el shagin se encargaba también de tareas agrícolas y de las infraestructuras de riego.[4]
Otra parte importante de la administración del Estado fue el sistema de correo, que contaba con un completo sistema de postas y de caminos. Las mercancías eran transportadas por los sukkal, que estaban considerados funcionarios de alto nivel y trabajaban bajo el mando de un sukkalmah, jefe de correo.[4]

Economía [editar]

Regiones productoras de metales utilizados en Mesopotamia. Pese a que la región carecía de yacimientos de metales propios, fueron sus habitantes los que, mediante el comercio, controlaron este bien.[9]
Al igual que la administración, la economía en el período de Ur estaba fuertemente centralizada. La producción agrícola estaba en gran parte controlada por el Estado, que reservaba una parte importante de la producción al mantenimiento de los templos. Otra parte de esta manutención corría a cargo de las ciudades. Para organizar todas las ofrendas, Shulgi ordenó la construcción de un gran depósito en Drehem, cerca de Nippur.[4]
Entre las actividades industriales y manufactureras destacaba la producción textil, que era llevada a cabo principalmente por mujeres.[6] En general, los artesanos pertenecían a la clase de los eren, formada en gran parte por esclavos de guerra. En el período de Ur, gran parte de estos esclavos eran de procedencia elamita, dadas las numerosas guerras vividas entre ese pueblo y los sumerios. Pese a que los eren tenían menos libertad jurídica que otras clases, su situación podía mejorar según cuales fuesen su habilidadesEntre las actividades comerciales destacaba la importación de metales, a la que se sumaba el comercio de marfil, piedras preciosas y maderas. Gran parte de estos materiales provenían de la ruta del golfo Pérsico, con origen en Magan (en el actual Omán) y el valle del Indo. El cobre también se obtenía de la península de Anatolia y la plata provenía del Elam.
El método de intercambio seguía basándose principalmente en el
trueque, en el que Mesopotamia aportaba bienes como telas, lana o dátiles. Sin embargo en este período también comienza a popularizarse el uso del dinero.[4]

Sociedad [editar]
Durante el período de Ur III, a las distinciones sociales basadas en los derechos legales del ciudadano, que distinguían entre
esclavos y hombres libres, se reafirmó una nueva división según el estatus económico de cada individuo. Así, entre los hombres libres se distinguían entre los mashda o posteriormente mushkenum y los dirigentes de la sociedad, mientras que la clase inferior no era específicamente la de los esclavos si no la de los eren, formada por todo tipo de trabajadores que compartían su baja capacidad económica. Los eren podían ser o no esclavos, pero igualmente carecían de muchos derechos, como la libertad de desplazarse sin permiso de su supervisor.[4]
La esclavitud, sin embargo, no iba asociada necesariamente a una forma de vida humilde, ya que dentro de los esclavos se distinguían a su vez varios tipos. Los ir o geme se dedicaban al trabajo doméstico y de servicio, y su labor no era generalmente más pesada que la de los ciudadanos con mayores derechos jurídicos. Parte de los miembros de esta clase provenían de familias pobres, habiendo sido entregados por sus padres para asegurarles una mejor situación económica.[4]
Sin embargo otro grupo de esclavos, denominados namra, sufrían una situación más precaria. Los namra eran generalmente prisioneros de guerra, y pertenecían en su totalidad a la clase de los eren. Las tareas que realizaban, generalmente más pesadas que las de otros grupos, incluían la construcción de infraestructuras o incluso tareas militares.[4]

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